CUATRO CUERPOS. Parte 1 (FÍSICO Y EMOCIONAL)

El alimento en sí mismo es la materia prima que el cuerpo utiliza para nutrirse. Dependiendo de la calidad de éste, cubriremos las necesidades nutricionales de nuestro cuerpo en mayor o menor medida, dejando por consecuencia una mejor o peor salud física.

Para ello es necesario saber, no sólo que alimentos nos brindan calidad, sino en que cantidades y proporciones debemos comer cada grupo de alimentos: hidratos de carbono, proteínas y grasas.

De la salud de nuestro cuerpo físico va a depender que podamos caminar ligeros, en su parte más literal pero también en la metafórica. Qué mi cuerpo esté sano me va a facilitar que lleve a cabo proyectos, sueños pendientes, que ría fuerte y brille más aún. Nuestro cuerpo es el coche que utilizamos en este viaje…

¿Qué quiero decir con lo de “más allá” de la Nutrición?

En ocasiones pareciera que la Nutrición sólo se vinculara con el alimento en sí mismo, y en parte así es, es vital para que este cuerpo camine sobre este mundo, pero reducirlo solamente a ese significado es limitar lo ilimitado.

Sabemos en carne propia que nuestra forma de alimentarnos es muy dependiente de nuestros estados emocionales y que, generalmente éstos son los que llevan el mando sobre la elección del alimento que escojo para echarme a la boca. Por lo tanto, ya ampliamos algo más el concepto.

Somos emociones y eso es indudable. Nuestras emociones llevan el motor de nuestras elecciones, por lo tanto, nace otro cuerpo: el emocional, que también debemos de alimentar. ¿Cómo se alimenta nuestro cuerpo emocional? Atendiendo, mimando, cuidando y por lo tanto aceptando nuestro mundo emocional. Sí no atiendo esta parte de mí, inevitablemente iré dando tumbos, sin conciencia de mis pasos, compensando por la vida como pueda. A veces o en la mayoría de las veces con la comida; otras veces con relaciones (independientemente del vínculo) tóxicas que no nos nutren o alimentan, al contrario, nos desnutren o desenergetizan; haciendo ejercicio de manera extrema, extenuándonos (lesionándonos) o por el contrario cayendo en una gran apatía que nos lleva al máximo sedentarismo, que es otra forma de lesionarnos orgánicamente hablando y un largo etc.

Lo cierto es que todos y cada uno de nosotros vamos de un lado para otro, como el que a través del “error” se va acomodando y sabiendo donde se ubica. Negar la naturaleza de la vida no tiene sentido alguno, pero si vamos conociendo cuales son nuestras debilidades podemos ir tomando el mando de una manera más consciente de lo que nos vamos dando, eligiendo…

Nuestro cuerpo emocional necesita de esa luz, de esa mirada generosa que cuida a un niño, que lo cuida con paciencia y con mimo, que lo trata con suavidad y sin exigencias.

No podemos vivir disociados, cuando tendemos a no integrar nuestra naturaleza inevitablemente habitaremos en los polos (extremos) y ahí, de manera inconsciente nos hacemos daño y por supuesto limitamos nuestro potencial.

Nel Marrero – Nutrición desde un enfoque integrador.