Nutrición con Emoción

Un lugar para nutrirte...

Menú Cerrar

Etiqueta: dietista-nutricionista

La vida, una marea.

A menudo la vida nos chupa y nos lleva al fondo, un fondo donde no hay claridad, todo parece estar difuso, confuso y surge nuestros miedos más ocultos.

Digo a menudo, porque es liberador saber que la vida de un ser humano se compone de una sucesión de altos y bajo por igual.

A veces, siento que venimos aquí para ser entrenados a experimentarnos sobre todo, cuando estamos en lo bajo.

No nos enseñaron, desde que podíamos entender, que el placer y el dolor iban a estar por partes iguales…Lo que finalmente ocasionó y aprendimos que cuando la vida no pintaba cálida y veraniega, luchamos para que así fuera. Y agota. Eso agota tanto…

Negarse a sentir lo que es tan natural. La dualidad de habitar en nuestro cuerpo, nuestro propio planeta.

Aceptar y residir en nuestro cuerpo cuando la baja viene, es un reto que se repite y vuelve a repetirse durante toda una vida. SI nos damos el mimo y el respeto de habitarnos, nace un poder que surge del contacto con nuestra vulnerabilidad que nos acerca a un respeto profundo, a un amor. El nuestro propio.

Y así, una tras otra, terminamos no temiendo las pruebas que vendrán porque cada vez sabemos nadar, aceptar más y más esos sentires que aunque no sean tan dorados son profundamente nuestros, profundamente humanos.

Nel Marrero.

Dietista-Nutricionista. Terapeuta Gestalt. Nutrición Integradora.

¿Qué haces cuando la vida duele?

¿Qué haces cuando la vida duele?

A menudo soñamos o pensamos o querríamos que la vida sea un mar en calma, ausente de acontecimientos que nos descoloquen y nos causen daño. La vida duele y complace a partes iguales. Cuanto hubiera agradecido que me lo hubieran dicho desde niña. De ahí los cuentos de Disney, la huida de la muerte, los secretos que nacen de la falsa idea de que nunca se destaparán…y muchas cosas más que podría mencionar. Nos consideramos a menudo desgraciados, desgraciadas por que estamos pasando un momento doloroso. Cuántas cosas hacemos para evitar el dolor, como si no fuera parte inherente de la vida. Cuánta neurosis enfermiza por tapar lo que es natural en el ser humano. Lo que no sólo es natural, sino también necesario, ya que pararnos y ser conscientes de que duele, nos acerca a nuestra propia humanidad y compasión, nos ablanda y por consecuencia entendemos la vulnerabilidad de la otra persona.

Detrás del sobrepeso y obesidad se puede ver el peso del dolor evitado. Nos da miedo digerir emociones incómodas, llevándonos a comportamientos compulsos, con la falsa ilusión de que así serán tapados. Y así, día tras día, años tras años, nos separamos de nuestras propia vulnerabilidad, volviéndonos rígidos emocionalmente y llevando al cuerpo a un desequilibrio inevitable.

Acompaño a personas que quieren recuperar su salud natural de una forma integral y cariñosa con ellas mismas.

Nel Marrero.

Dietista-Nutricionista

Terapeuta Gestalt.

Nutrición Integral.

www.nutricionconemocion.es

Habitándose…

Comenzó a saborearse.
Experimentarse se volvió su rutina diaria.
Cada día está pendiente de regular sus propios tiempos.
Para, para y vuelve a parar cada vez que su mente la lanza lejos de ella.
Ella respira, respira profundo hasta donde no puede inhalar más y suelta como la que no tiene prisa y va aprendiendo a dejar atrás lo que acaba de suceder para meterlo en algún lugar que en algún momento, con perspectiva, entenderá.

Pasito a pasito va descubriéndose. Sabe que el autodescubrimiento jamás parará.
Se da espacio y tiempo para poder calibrar su propio latido. A veces se aturulla, se aparta y vuelve a encontrarse.

Es adicta a esa sensación de reencuentro y en su interior estalla un orgullo suave, dulce y placentero.

El cuerpo le habla siempre. Se revela, somatiza, la desvela ocasionalmente de madrugada, tiene tiempos en que se muerde las uñas, aunque ya no se enfada por ello. Siempre le ha gustado comérselas.

Entendió que todo es cíclico y eso la libera de lo que tendrá que venir y vivirá.

Su cuerpo, su única brujula. La única llave que tiene para habitar su propio lugar en el mundo.
Precisó y sigue precisando coraje para seguirse a ella misma. Sabe que no hay nada malo o bueno en como se dan las cosas. La moral le resulta pesada. La vida siempre da y quita. En su experiencia, el tiempo siempre le ha explicado que le dejó lo que saboreó, sintió, rió, lloró.

La vida le resulta una maravilla siempre que mira atrás, aún con tsunamis que se llevaron partes de ella misma.

Hoy cuida su cuerpo de todas las formas: come rico; su sueño a solas se volvió una prioridad; las siestas le parecen lo más sagrado que existe; persigue atardeceres y le habla a las estrellas mientras las observa. Mueve y suda su cuerpo. Baila, abraza, toca y se permite no estar cuando no quiere.
La alianza cada vez se siente más fuerte. Lo que siempre tanto anheló, empieza a suceder.

Contenta de habitarse, tararea una canción que le hace volar, mientras taconea en suelo con su pie derecho, sentada.

Nel Marrero.

Ella.

Ella era tormenta.

¿Has visto una tormenta en su máximo esplendor? Me encantan, están llenas de belleza y realidad. Así era ella.

Recuerdo aquel día en que le abrí la puerta y algo dentro de mí dio un paso atrás. Su energía me empujó. No se debió a nada, sólo sucedió. La invité a pasar, olía a toneladas de miedo y rabia. Entró desafiante.

La invité a sentarse en un lugar cómodo. A los veinte minutos empezó a soltar el peso. Sus compuertas se abrieron y empezó a deshacerse en lágrimas delante de una desconocida que era yo, que tenía la sensación de conocerla desde hace mucho tiempo.

Desde que tenía 8 años empezó con controles dietéticos. Su bloque de hormigón armado, cuando abrí la puerta, tenían motivos para escanearme e investigar si yo podía ser alguna más que le recordara lo que ya ella sabía. Nadie sabía más que ella de su vida, nadie. Tenía todo el derecho de habitar en la mismísima ira. Había vivido en una cárcel, la suya.

Empezamos el camino abrazándo la vida con todo lo su placer y dolor.

Todo esto es sólo un estracto de dos años. Nada de lo que pueda escribir explicaría la esencia que movíamos cuando ella se decidía a ser conmigo.

Su madre la amó como supo. Oscilaba entre el control y la ausencia. Contaba con otra fuente de amor que era su abuela materna, su cuidadora. Ella la premiaba con dejarla ser libre y niña. Así se desarrolló, entre el control y el premio.

Su forma de alimentarse se volvió una trampa que la encarceló. Se veía escondiéndose para comer. Cargaba a su madre a cuestas 45 años después. Se comió en control y lo convirtió en norma.

Ambas, sesión por sesión fuimos desanudando nudos para llegar a comprender que no hay maldad en nada de lo que pudieron dar nuestros padres, sólo ignorancia. En la ignorancia no hay inquina, más bien hay un jardín de abandono, heredado a su vez por la ausencia de escucha al ser único que todos llevamos dentro. Ellos también murieron por dentro cuando eran niños.

Ella fue encontrando su propio punto de apoyo al poder mostrarse entera frente a otro ser humano, descargando kilos de rabia con paciencia infinita y mucha compasión.

El peso que le sobraba era el grito de guerra que aún perduraba ante su madre. Era un: «¡Ya no me vas a controlar más, haré lo que quiera!».

Fue ahí, cuando llegamos a ese botón gigante que pudo sentir que ya ella podía hacerse cargo, que su enfado ya no tenía sentido mantenerlo, pues la estaba literalmente aniquilando por dentro.

Fue la única manera que supo cuidarla allí, no sabía más. No había más que eso.

Ya eso hace mucho tiempo que pasó y ahora ella tiene todo el amor para cuidarse sin exigencias.

Gracias por permitirme vivir tu proceso y crecer con él. Entregarte tan genuinamente me enseñó tanto…

Afortunada soy por encontrarme con personas tan infinitamente bonitas con ganas de encontrar calma y entendimiento de cuerpo adentro.

FUGACIDAD SENTIDA

Hay experiencias que te atraviesan y nutren, quedándose en ti para siempre. Lo inesperado se presenta e irrumpe con un descaro que sientes de repente muy familiar. Las carcajadas acogen y salen como bienvenida ¿Un reencuentro? Podría ser…


Silencios respirados y cómodos en una confianza ganada en el mismo presente. Respiraciones profundas que hablan.


Miradas de extrañeza y complicidad por ser testigos de una experiencia regalada con suma frescura.


Apoyada en su pecho por un momento creyó dormirse. Hay seres en donde uno se para a descansar y confiar.


Las estrellas y el diálogo del viento los acurrucaba con su música.


Fue eterna en su entrega. Su propia incredulidad le robaba carcajadas. Él creía que relativizaba su sinceridad. Qué va! Le regaló tanto en tan poco tiempo…


Quedó llena. Él en paz, le decía. Era tan extraño tocar las estrellas con alguien que acababa de llegar…


Ambos se perdieron de vista como las estrellas que vieron pasar ante sus ojos.


¿Sería tan bonita una estrella sin su fugacidad?


La belleza y el amor que contiene el dejar ser.

Ese fue el regalo oculto de la experiencia, abrazar enteramente el presente sin contaminación de expectativas mentales. No, desde luego que no es poco.

¡Buena vida vivida a todos!

¿Vínculos reproductores o estériles?

Cualquier vínculo nos permite vernos a nosotros en el otro. Es a través del otro que puedo ver los conflictos que hay en mí, no al revés. No existe tal cosa por separado, aislados. Son vínculos específicos donde puede existir una amistad, pareja, compañero, compañera, amante, trabajo, familia, etc. Digamos que son esos vínculos en los que nos paramos a compartir un ratito de nuestra vida. A veces es poco tiempo, a veces dura más, en ocasiones toda la vida. El tiempo no es lo importante, lo importante es la calidad del vínculo. ¿Cuánto de honesta o honesto me permito ser para dejarme ver frente al otro? O por el contrario, ¿Me mantengo poniendo máscaras en la ilusión de creer que no se nota?

La honestidad en un vínculo aparece cuando yo puedo dármela. Si no soy honesta o honesto conmigo lo que voy a proyectar en el otro es una locura que está lejos de ser saludable. Claro que para llegar a mostrar mi desnudez, debo abrazar todo lo que soy y eso es todo lo que porto, para bien y para mal. Hay cosas de nosotros que no siempre van a gustar y con eso tenemos que contar, porque en eso no hay ningún problema, el problema es disfrazarlas.

¡Cúanto desgaste caer en esa trampa de escondernos ante el otro, de nosotros! La honestidad representa mostrar las credenciales de uno mismo momento a momento, ante aquellas personas que elegimos para compartir lo que sea que es importante para nosotros. Mostrándonos al completo: vulnerables, débiles, ariscos, salvajes, amorosos, tiernos, graciosos, etc. Toda nuestra paleta de colores, desde el negro hasta el blanco. Compartir cualquier estado que reine. ¿Qué es un vínculo saludable si no puedo mostrarme como soy? Desde luego que podrán resultar muchas cosas desde esa forma (escondiéndome) pero el resultado será el achicamiento, la despotenciación, relaciones postizas, es decir desvitalizantes.

Lo que eres, no es algo que puedas tapar, aunque tu mente crea que sí. Eso que no es nada malo o bueno, simplemente es!

Es a través de la honestidad y del amor propio que podemos construir vínculos fructíferos, duren lo que duren, dejando nuestros esquemas mentales a un lado de un futuro que no llega, ¡porque en el presente no soy auténtico o auténtica!.

Eso no nos asegura que el vínculo vaya a ser eterno, pero desde luego que real sí será, y eso te lo llevarás puesto en tu alma para pasar al siguiente nivel de experiencia. Nunca perdemos nada, sólo pasamos a otras situaciones, personas o cosas que tienen otros propósitos que aprender.

Si yo estoy en una escucha honesta de mí, podré saber en que parada me bajo o por el contrario elijo seguir montada en este trayecto en el que recibo un aporte que me hace sentir bien, cómoda, inspirada, me suma y me hace abrirme a diferentes formas que sin el otro u otra no podría haberlo hecho. Si por el contrario no soy honesta, me espera un viaje muerto y lleno de frustraciones.

La nutrición no sólo se limita al alimento físico, la forma en que nos relacionamos con otras personas nos revitalizan o por el contrario nos desnutren. Parar y revisar, es darnos tiempo para mejorar nuestra propia parcela, donde único nacerán alimentos nutritivos y verdaderos para compartir.

¿AGRANDAS TU ESPÍRITU?.

Qué rico cuando la vida trae lo nuevo. Todo nuestro cuerpo se abre en su bienvenida. La esperanza se viste de gala y nuestra sonrisa se hace amplia. Lo bello es más visible y nuestros suspiros agrandan el pecho. Qué linda es la vida con todas sus subidas y todas sus bajadas.

Lo cierto es que es fácil abrirnos a lo placentero, se camina fácil ahí. ¿No te ocurre?

Claro que a medida que vamos viviendo, podemos observar patrones que vuelven a pasar una y otra vez. Sí, la vida abre y siempre trae lo nuevo, pero también se lo lleva. Todo empieza y todo termina. Vida-muerte, día-noche, alegría-tristeza. La dualidad de estar vivos.
.
¿Se imaginan una ola con miedo en el mar evitando romper en la orilla? ¿No tiene mucho sentido, no? Pues eso hacemos continuamente los seres humanos. Damos la apertura a lo bueno y cuando lo bueno deja de ser tan bueno empezamos a luchar para no aceptar que esa experiencia tiene su propio ciclo: un fin, una conclusión, un cierre. ¿Es algo que podamos cambiar? No.

Nuestra mente lucha para no sentir el dolor que eso produce, que no es más que la vida atravesándonos. Todo cambia, todo muta. Ahora plantéate como sería poder estabilizar y parar la vida a nuestra voluntad. ¿Una auténtica locura, no? No se llamaría vida, se llamaría otra cosa probablemente

La vida es una maravilla que implica placer y dolor. Evitar el dolor puede ser un infierno en sí mismo. Cuántas cosas hacemos en nombre de la evitación, como si pudiéramos zafarlo por hacer esto o lo otro.

No nos amamos cuando nos sometemos a esa enorme presión por quitarnos el dolor de encima. Cuando es tan simple (y tan complejo) como aceptar que es lo que toca, que no se quedará eternamente a vivir con nosotros. Pasará si somos capaces de concedernos el mimo, la paciencia y la comprensión que cada uno precise, colocando esa experiencia en la memoria de nuestro espíritu.

No es fácil, claro que no lo es. Se requiere de coraje y paciencia para poder sostenerte ante el temporal. Cuando uno pasa por distintos terremotos internos y se da el tiempo suficiente, el que sea, empieza a anidarse una fortaleza interna que da ganas de volver cada vez más rápido a cobijarse, para allí cuando volvamos a sentirnos enteros, volver a salir a VIVIR.

Me imagino al espíritu como una mochila que traemos cuando venimos a esta vida, donde dentro metemos todas las experiencias, pero…¿Nos damos la oportunidad para que maduren esas vivencias en nosotros, permitiendo todo lo que trae..?

Abrir-te.

Hay personas que nos ayudan a abrirnos. Otras no. Y es que entregarse requiere de apoyo, requiere de dos.

Pero claro que antes para poder abrirte ante otro u otra, debes haber topado con muchas puertas donde al otro lado había frío. Muchas. Así nos enseña la vida, pues vamos limando nuestras formas para perfeccionar eso que sí nos hace sentir más auténticos frente a nosotros y a los otros.

Hay personas que son auténticas joyas para aprender, para entregarse, para SER con todo lo que contiene eso.
No hablo de formas, etiquetas…hablo de experiencias que llevan un nombre femenino o masculino que te sirven para eso, despegar los pies del suelo y atreverte a a abrir tus brazos para expandirte. Las hay, las he visto, tocado, sentido y olido.


Abrirte es reconocerte con todo lo que te ha traído hasta aquí, a este momento, mirando con cariño esos patrones que te han hecho ir y volver por infinitas veces a aquellos lugares de los que no sabías salir. Eso acumuló tanto hastío que te rendiste levantando las manos al cielo decretando que YA NO MÁS DE ESO.

Harta de cerrarme por » cuidado» sólo encontraba espejos que reflejaban lo mismo: puertas cerradas por exceso de miedo a desnudarse.

Fue ahí que empezaron a aparecer cosas, señales, personas, lugares que nunca pensé que existirían. Sí! Siempre han estado, sólo que mis puertas estaban cerradas.

Por que nutrirse también tiene que ver con lo que te concedes y permites profundizar en ti y por lo tanto, por resonancia aparecerán las joyas para compartirte y descansar en esta existencia pasajera.

Buen viaje!

La mejor mascarilla, fortalecer tu sistema inmune.

La vida, antes o después, nos obliga a cuidarnos, siempre. Como la noche precede al día, como el caos precede a la calma. La entropía y el orden bailan en la misma sala y justo ese binomio representa la vida. Así como la enfermedad se presenta para restablecer el equilibrio, la salud. Todo es cuestión de ampliar la mira para no colapsar en el miedo y ver, con amor, que nos viene a decir lo que se presenta en nuestras vidas.

Ante la situación que el mundo vive podemos hacer dos cosas: colapsar o abrir nuestras ópticas y en lugar de bloquearnos, aumentar posibilidades, poniendo a prueba nuestro antiguo sentido de la supervivencia que tanto sabe y tanto hemos silenciado a través de la inercia, el automatismo y el afán de seguir pautas que un sistema ha creado: el gran capitalismo que ha aplastado nuestro poderoso sentido y poder.

Vayamos hacia nuestro silente poder ¿Qué hacer entre tanto miedo, confusión, manipulación informativa y un largo etcétera?

Pues escuchar nuestro cuerpo y dejar de poner nuestro poder en lo que viene de afuera, es decir, todo lo mencionado en la pregunta justamente anterior.

Tu salud no sólo depende de mantener las medidas pertinentes que se proclaman a ultranza y que todos sabemos. Así como estar sanos no sólo depende de comer bien y de manera saludable.

La vida en estos momentos nos pide fortalecer nuestro sistema inmune y éste no se fortalece sólo con vitamina C, hay muchos factores que no se dicen y son tan importantes cómo cualquier otro. Porque como, incansablemente repito, nuestro cuerpo es la suma de varios cuerpos: el físico, el emocional, el mental y el energético. El descuido de uno desequilibra y mueve al otro u otros.

Vamos allá ¿Cómo se fortalece el sistema inmunitario?:

1. Come sano. Consume verduras,granos y frutas, que ese sea tu mantra.
2. Elimina el alcohol y todas las sustancias tóxicas que conocemos.
3. Has ejercicio de manera habitual, si no es diaria al menos 3 veces por semana. Combina ejercicio aeróbico con ejercicio de fuerza.
4. Reduce el estrés. Para. El estrés dispara el cortisol y, junto con la adrenalina, debilita y corroe nuestro sistema defensivo, así como nos imposibilita la pérdida de peso.
5. Vacía tu mente de noticias, relatos e historias que no te brinden paz y bienestar. Tus pensamientos disparan emociones que hacen segregar diversas hormonas que no contribuyen a tu equilibrio mental, orgánico, emocional, etc.
6. Dale espacio y aceptación a las emociones que sientes. No las silencies, pues su bloqueo hará que tu cuerpo hable generando la somatización necesaria para que las atiendas.
7. Bríndate aire puro y momentos de silencio para conectar contigo. La soledad es una gran maestra que regenera.
8. Coge el camino del amor y del humor. El miedo de más bloquea la vida y por lo tanto la salud.

Nada de lo mencionado es nuevo. Todos, como seres humanos que somos lo sabemos, sólo que lo hemos olvidado.

Te deseo una vuelta poderosa a tí, al poder interno de tu instinto de supervivencia.

Más allá de la nutrición.

CUATRO CUERPOS. Parte 1 (FÍSICO Y EMOCIONAL)

El alimento en sí mismo es la materia prima que el cuerpo utiliza para nutrirse. Dependiendo de la calidad de éste, cubriremos las necesidades nutricionales de nuestro cuerpo en mayor o menor medida, dejando por consecuencia una mejor o peor salud física.

Para ello es necesario saber, no sólo que alimentos nos brindan calidad, sino en que cantidades y proporciones debemos comer cada grupo de alimentos: hidratos de carbono, proteínas y grasas.

De la salud de nuestro cuerpo físico va a depender que podamos caminar ligeros, en su parte más literal pero también en la metafórica. Qué mi cuerpo esté sano me va a facilitar que lleve a cabo proyectos, sueños pendientes, que ría fuerte y brille más aún. Nuestro cuerpo es el coche que utilizamos en este viaje…

¿Qué quiero decir con lo de “más allá” de la Nutrición?

En ocasiones pareciera que la Nutrición sólo se vinculara con el alimento en sí mismo, y en parte así es, es vital para que este cuerpo camine sobre este mundo, pero reducirlo solamente a ese significado es limitar lo ilimitado.

Sabemos en carne propia que nuestra forma de alimentarnos es muy dependiente de nuestros estados emocionales y que, generalmente éstos son los que llevan el mando sobre la elección del alimento que escojo para echarme a la boca. Por lo tanto, ya ampliamos algo más el concepto.

Somos emociones y eso es indudable. Nuestras emociones llevan el motor de nuestras elecciones, por lo tanto, nace otro cuerpo: el emocional, que también debemos de alimentar. ¿Cómo se alimenta nuestro cuerpo emocional? Atendiendo, mimando, cuidando y por lo tanto aceptando nuestro mundo emocional. Sí no atiendo esta parte de mí, inevitablemente iré dando tumbos, sin conciencia de mis pasos, compensando por la vida como pueda. A veces o en la mayoría de las veces con la comida; otras veces con relaciones (independientemente del vínculo) tóxicas que no nos nutren o alimentan, al contrario, nos desnutren o desenergetizan; haciendo ejercicio de manera extrema, extenuándonos (lesionándonos) o por el contrario cayendo en una gran apatía que nos lleva al máximo sedentarismo, que es otra forma de lesionarnos orgánicamente hablando y un largo etc.

Lo cierto es que todos y cada uno de nosotros vamos de un lado para otro, como el que a través del “error” se va acomodando y sabiendo donde se ubica. Negar la naturaleza de la vida no tiene sentido alguno, pero si vamos conociendo cuales son nuestras debilidades podemos ir tomando el mando de una manera más consciente de lo que nos vamos dando, eligiendo…

Nuestro cuerpo emocional necesita de esa luz, de esa mirada generosa que cuida a un niño, que lo cuida con paciencia y con mimo, que lo trata con suavidad y sin exigencias.

No podemos vivir disociados, cuando tendemos a no integrar nuestra naturaleza inevitablemente habitaremos en los polos (extremos) y ahí, de manera inconsciente nos hacemos daño y por supuesto limitamos nuestro potencial.

Nel Marrero – Nutrición desde un enfoque integrador.