La cultura de la inmediatez está haciendo mucho daño a todos. Todo para antes de ayer si es posible. Queremos una relación estable ya. Queremos adelgazar ya. Queremos un trabajo estable ya. Queremos formar una familia ya. Queremos esto u aquello ya. Queremos, queremos y queremos…

Cuánto cansancio y cuánto dolor nos causa esta energía que sin darnos cuenta nos lleva a elaborar proyectos, a ansiar metas de una manera superficial. Construcciones sin una base sólida y lo peor de todo, con el automatismo propio del algo que no se disfruta por que no se ha hecho con calma, entendimiento y por tanto, consciencia…

Es fácil observar en consulta como llegan personas con esta energía. Quieren cambiar los hábitos que llevan 45 años repitiendo en 3 meses!

NO se puede!

Como NO puedo cambiar un patrón en mi gestión emocional en tres o cuatro sesiones. No, por que es una conducta aprendida mucho tiempo atrás. No, porque una parte de mí entiende (aunque no sea lo más saludable ahora mismo) que es lo correcto. Cambiar hábitos, conductas, lleva su tiempo. Ahora sí, si le dedicas el tiempo suficiente, la comprensión, el cariño y la paciencia adecuada, por supuesto que ese nuevo aprendizaje irá instaurándose poco a poco y sí, la gran noticia es que se quedará a vivir por siempre y para siempre en ti.

¿Acaso tu mamá te gestó en 1 o dos meses? Sembremos el sentido común. Calma. Todo lo que es importante para nosotros, para nuestra salud, nos llevará un tiempo y es importante aceptarlo o acumularemos montañas de frustración que nos armarán de una sensación de invalidez, de creernos que nunca lo podremos lograr. Me da igual que asunto sea, si no eres consciente de esto, tu frustración te hará creer que no tienes suficiente voluntad para seguir cualquier propósito.

Claro que para llevar algo a cabo y lograrlo debes sentirlo a modo de un compromiso contigo, que no viene desde el deber. Es como el que reúne el suficiente cansancio y dice, basta ya por aquí no puedo más, ya ha llegado el momento de cambiar, pedir ayuda, asesoramiento y ahora, sin prisas y con mucho amor voy a dedicar tiempo a ello.

Al final si yo me propongo volver a mi peso saludable, que no sólo es perder 5, 10 o 35 kilos, tengo que ser consciente de que me va a llevar dedicación, tiempo, recaídas, y varias situaciones que deberemos encauzar con amor y comprensión, porque el objetivo más allá de perder peso, es estar más saludable, más ligero/a, con la seguridad de saber que te estás cuidando por que tú eres tu único hogar. Y esa sensación dulce y maravillosa siempre querrá volver y lo hará, porque a lo que fue placentero para nosotros, inevitablemente volveremos…